viernes, 27 de marzo de 2009

A mi hermana



Me estoy mirando en ti y es como si me viese reflejada en el tiempo de la infancia, en aquellos días en los que los sueños eran protagonistas de nuestras historias. Descubro en tus ojos más de lo que creí tener perdido: sentir la tibieza del invierno y el olor dulzón de higueras y membrillos en los días aterralados del verano. Intimidad compartida en juegos y risas, muñecas rotas y libros, y un sinfín de secretos en ese mundo nuestro de azules y rosas, piñatas y cañas de azúcar. Imágenes guardadas en un viejo álbum, cubierto de esa pátina que da a las hojas el roce de los dedos. Era un transcurrir lento de los años, en los que el deseo de festejar se azuzaba con promesas de regalos y el anhelo de ser mujer, mientras el uniforme gris se nos iba haciendo pequeño.
Ahora, cuando los recuerdos empiezan a serme infiel, y el pasado toma un aire desvaído, me traes en tu voz estampas en blanco y negro a la memoria: mesacamillas, braseros, trajes de organdí, cortinas de cretona, la butaca derrengada en casa de los abuelos,…. en un nostálgico carrusel, hasta que, paso a paso, vuelven a quedar inmóviles aquellas siluetas en el tiempo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

ha sido un placer saber de tu vida en tan bello escrito