domingo, 18 de enero de 2009

Algo de mí




Lo que no sabes de mí es que no siempre he sido tan optimista como parezco. Tenía días en que daba preferencia a una niebla llorosa, y a un exceso de melancolía. ¡Cuántas veces los sentimientos se amotinaban, convirtiéndose en lágrimas que terminaban acurrucadas a la espera de unos besos! Pensaba que el optimismo era tan propio como la piel con que se nace, en cualquier caso un regalo que las hadas madrinas te hacían en la cuna.

Ha sido necesario colocar en hilera mis ideas, desprenderme de los límites engendrados con el tiempo, para entender que el optimismo es un rebelde que encuentras en el camino, y que espera que le invites a deshacer comprometidos nudos. Lo entendí todo al dejarme sorprender por una mirada que no estaba anunciada, que me hizo sentir de una manera infinita, sin condenar las palabras a equivocadas imágenes – jinetes del pesimismo – que se resisten a partir.

sábado, 10 de enero de 2009

Pensando en los niños


Estan cerrados los cuentos
y sus personajes esperan en sus páginas
que pase esta barbarie,
para volver a ser protagonistas en los sueños de los niños.
El cielo ya no es azul
cuando he visto al viento del desierto cubrir de tristeza sus ojos,
llevándose sus sonrisas tiernas
y a las cometas en el aire ser devoradas por el fuego
que escupen dragones con miles de cabezas.
Se ha terminado la infancia:
no hay juegos, ni juguetes,
ni balones, ni muñecas, ni tampoco caramelos,
ni colores, ni huellas
que dejan sus pies descalzos entre sembrados escombros,
y no hay regalos, ni canciones, ni alegría
y mucho menos futuro,
porque un pais muere en silencio al quedar huérfano de sonrisas.

viernes, 2 de enero de 2009

Mis deseos para el 2009


En noches como ésta
le pido al año un tránsito sin resistencia
acompañado de burbujas de diáfano color.
Le pido al año ternuras fértiles,
un lenguaje estratégico y no sujeto a tributos ni a modas,
que sepa cómo pagar la deuda de los silencios y de las horas sin dormir.
Le pido que quiebre la melancolia,
y la transforme en sonrisas con rapidez,
que haga llorar al miedo
y a los futuros comprometidos,
que narre fantásticos cuentos con un lenguaje obediente,
-solidario con gramáticas y diccionarios-
que no exija fronteras y calme el eco amenazador,
que haga héroes a los niños,
que trueque sueños en regalos
envueltos en cintas de seda y papel de celofán.
Pido que me proteja de aves oportunistas
-tramposos pájaros de corral-
fantasmas de diseño pálido y estructura que se resiste
entre las líneas trazadas en una hoja de papel.

En noches como ésta seguiré pidíendo al año:
que haga de las estrellas espejos,
un Camino para andar,
pediré lencería en seda roja,
una carícia, un temblor,
que vista de azules mi desnudez,
un puñado de palabras, voces, sonidos, ecos que perduren,
música para acicalar los días,
lunas, nubes, momentos, letras para escribir,
magia para hacer verdad todos los destinos,
y gaviotas que recuerden el aire sobre mi piel.

En noches como ésta ...