martes, 1 de septiembre de 2009

Desde Málaga




Foto:www.turismoyarte.com/


Soy la misma que era, y al mismo tiempo no es así, desde el momento en que el calor me abraza desaforado y terco, pero, ¡cómo quedar indiferente ante tanto entusiasmo que deja húmedas huellas en mi piel! Con seguridad lo sabe uno de esos duendes escondidos en Puerta Oscura, que se divierte con mi impaciencia. No importa, estoy donde quería estar, sobre una alfombra de recuerdos y deseos por cumplir que traía en la maleta, y que ahora se deslumbran con la luz que borra grises y hace olvidar ausencias.

Atrás dejé otro espacio, crucé la dulce Francia, y vislumbré la plata de un Camino, en el que me alié a la naturaleza y a la Historia. Me sentí peregrina en los albergues, escuchando lo que me contaban las ancestrales piedras en su silencio. Pero mi destino era llegar hasta aquí, recomponer mis sueños y recuperar el compromiso de mi pasado con un mar favorecido de azules. Al igual que Platón intento encontrar frente a él los restos de mi propia Atlántida. ¡Aún tengo tiempo! De momento es ese azul el que ha conseguido ya borrar las sombras de mis nostalgias.